viernes, 4 de agosto de 2017

Viaje a Italia 18 - Orvieto

Concluyo aquí el relato de poco más de tres días por Italia. Lo he alargado para saborearlo y ha sido todo un placer. Acabo con una maravilla de Signorelli (et alii):

Llegamos a Orvieto, que, para variar, estaba otra vez en la cima de un monte, aunque todavía más, si se puede decir así. Esta vez aparcamos pronto en un sito excavado bajo la ciudad: bien pensado, con ascensores al centro. A ver si aprendéis, autoridades de Perugia.
Otra vez el centro de la visita era Signorelli, pero aquí en su obra maestra, la capilla de san Brizio en la Catedral (que en realidad ocupa todo un lado del crucero) y fue una experiencia impactante, de los momentos «más fuertes» de mi experiencia «artística».

Pero primero una foto de la capilla, enorme, porque yo no me hacía idea de cómo era ni del tamaño:



Son escenas del fin de los tiempos lo que se representa en las paredes y qué impresión fuerte estar allí. Era sobrecogedor en un sentido bueno, era encontrarse de verdad ante esas realidades, «interpelado» en el mejor de los sentidos. No me voy a retrepar aquí y soltar palabras como «tremendum» o «fascinans», pero si hay un sitio donde te notabas aparte de lo «cotidiano», de lo «normal», ese era la capilla de san Brizio.

Por ejemplo, ante la escalofriante predicación del Anticristo, que se parece a Cristo, pero que tiene detrás al gran mentiroso:




En la resurrección de la carne era alegría lo que se palpaba en la escena: las calaveras se iban rellenando de carne y justo entonces venía el reconocimiento entre los resucitados. Ahora me he acordado de Resurrección, el poema de Holan. Es esa sensación de alegría plena de haber llegado por fin, ya sin miedo, al final:


Por eso se entienden los abrazos, la alegría, el estirarse:


Los condenados:



Los que van al Paraíso:






Una foto mía para que se ve cómo se veía todo desde abajo:


Esto era una capillita en un lado, una Lamentación sobre Cristo muerto preciosa, con la deposición en la tumba haciendo reflejo en el relieve del fondo:




Y leugo había retratos de poetas: Homero, Virgilio, Empédocles. Fácil de hacerle foto, sólo Dante:


Salimos de allí y nos dio tiempo, a toda velocidad, para ver, como fin de fiesta, la Biblioteca Alberi:






Acabo aquí el relato del viaje a Italia porque mañana me voy tres semanas a Jerusalén: será una peregrinación (espero), serán unas vacaciones (también lo deseo) y un curso de didáctica de lenguas clásicas además. Ya os contaré a la vuelta, a finales de agosto. Have fun!

2 comentarios:

  1. Buen viaje y que lo disfrutes mucho. Me han gustado los poemas que enlazas.

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    1. Yo espero poder seguir leyendo tus relatos de Sudáfrica, especialmente lo del Parque Kruger, que me están divirtiendo infinitamente.

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